‘V/H/S’: cuando el terror se rebobina

¿Alguien se acuerda a estas alturas de 2015 de las cintas de vídeo? Yo no puedo evitar recordar las gruesas carátulas de las películas y las cintas de color negro carbón que el aparato reproductor de VHS engullía con ansia. Después, el inquietante sonido del rebobinado, que contribuía a restar mi paciencia. Y, por último, la película apareciendo en pantalla o, mejor dicho, los tráilers.

La cultura VHS y el cine de terror siempre han ido de la mano. Sobre todo, me refiero a las cintas de vídeo caseras y al concepto de película snuff (grabación de asesinatos reales). Son muchos los títulos de terror cuyo argumento gira en torno a las imágenes filmadas en cinta, como ‘The Ring’ (2002), ‘Sinister’ (2012) y, sobre todo, ‘El proyecto de la bruja de Blair’ (1992). El hecho de estar ante imágenes ‘caseras’ aumenta la sensación de realismo y, precisamente por ello, se ha apostado incluso por trilogías y sagas como las cuatro entregas de ‘REC’ y ‘Paranormal Activity’.

Hace unos días tuve el placer de visionar ‘V/H/S – Las Crónicas del miedo’, una producción estadounidense estrenada en 2012 engendrada por varios directores del género de terror como  Adam Wingard (‘You’re next’, 2011) o Ti West (‘The house of the devil’, 2009). En sus dos horas de metraje conviven dispares subgéneros de terror como el slasher, fantasmas y exorcismos, diferentes historias que comparten canal: todas son narradas a través de cintas VHS.

La película comienza presentando a un grupo de matones que invierten su tiempo en destrozar mobiliario urbano y a acosar a chicas mientras lo filman todo para ganar dinero a costa de ello. Un excéntrico caballero contacta con uno de los gamberros y le pide que consiga una cinta que contiene imágenes terribles, pero cuando el grupo acude a la casa en la que se encuentra dicha cinta, descubre la existencia de no una, sino de varias cintas malditas que albergan macabras historias.

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Exactamente, son cinco videorrelatos distintos los que articulan ‘V/H/S’ y, si tuviera que elegir el mejor de ellos, creo que me quedaría con la primera de las cintas, Amateur Night. Unos tipos fiesteros creen estar disfrutando de la mejor noche de sus vidas: chicas, alcohol, sexo… Para más inri, uno de ellos lo está grabando todo con unas gafas con cámara incorporada, pero este objetivo escondido presenciará también como su alocada fiesta se transforma en una sangrienta pesadilla.

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No obstante, el resto de cintas tampoco se quedan atrás en cuanto a calidad y horror. Tenemos una pareja que disfruta de su luna de miel en Arizona, aunque hay alguien que les vigila mientras duermen. Otra de las cintas relata el viaje de un grupo de amigos en un siniestro bosque en el que tuvieron lugar perversos crímenes. Internet también tiene su lugar en esta antología de terror con un brillante corto sobre relaciones a distancia, webcams y extrañas criaturas que acechan en la noche. La última cinta versa sobre una casa encantada en la que se adentran unos chicos en Halloween y, lo más sorprendente de esta historia, es su impactante desenlace.

Vais a pasar miedo y vais a disfrutar. Al estar fragmentada en cinco historias, la película se hace corta y os quedaréis con ganas de más. Por suerte, hay dos entregas más: ‘V/H/S 2’ (2013) y `V/H/S: Viral’ (2014). Yo pienso verlas muy pronto. ¿Os atrevéis vosotros?

‘It Follows’ y el miedo de no estar solo

Que si el cine de terror siempre es igual, que si ya no se hacen películas como las de antes, que si el género está sobrevalorado… Estas son solo algunas de las frases que los amantes del terror nos vemos obligados a escuchar cada día. Bien es cierto que estoy en parte de acuerdo con que el cine de terror clásico es inigualable y que, actualmente, se abusa de temas demasiado recurrentes como los exorcismos y casas invadidas de espíritus que enloquecen a los mediums. Aun así, y como ya he dicho en otras ocasiones, el cine de terror es un género bastante incomprendido e infravalorado y, quién dice que no tiene sustancia (que no tiene ‘chicha’, vamos), no ha visto demasiadas buenas pelis. En los últimos años, las películas de este género se están reinventando, sobre todo en su variante más indie. Se ha empezado a apostar por el miedo más psicológico, ese que hace temblar el cuerpo, las entrañas y hasta el alma.

Hay propuestas bastante originales como las entregas de ‘The Purge’ (de las que también hemos hablado aquí), que explotan el lado más diabólico y grotesco del acto de matar, confluyendo los intereses de un Estado que quiere «limpiar» el país de los estratos más desfavorecidos y el puro disfrute que sienten algunas personas al acabar con la vida de alguien.

Justamente ayer tuve el placer de ver por primera vez ‘It Follows’, la película con la que el joven director David Robert Mitchell consiguió ser aclamado por la crítica en el Festival de Cannes de 2014. Lejos de todos los típicos de algunas producciones del género, ‘It Follows’ apuesta por el terror más psicológico y real. Y es que… ¿quién no ha tenido la sensación de ser seguido u observado por la calle? Esto es precisamente lo que le sucede a Jay, la protagonista, víctima de una maldición que ha llegado a ella de la forma más sorprendente: mediante el sexo. Pero esta analogía con las enfermedades de transmisión sexual va mucho más allá, ya que todo aquel que sufra esta maldición será presa de un horrible y mortal destino si no se la transmite pronto a otra persona.

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Las escenas de muerte, sufrimiento y sangre son escasas y poco explícitas, pero no son necesarias. La clave está en la tensión de saberse observado, de sentir una presencia que solo tú puedes ver anhelando tu cuerpo. Es precisamente esta tensión la que consigue que los 100 minutos de la cinta, construida en un ritmo lento, transcurran deprisa. Cada escena y cada detalle visual están cuidados y pulidos al límite al igual que una banda sonora que transporta al espectador a un lugar donde las pesadillas se hacen realidad.

Confiad en mí y disfrutad de ‘It Follows’. Os aseguro que jamás volveréis a dejar de vigilar vuestras espaldas.

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«Todos los ángulos son vitales».

Mark solía escribir hasta tarde en su vieja máquina de escribir de desgastadas teclas. Cuando comenzaba una historia, conseguía evadirse del mundo y viajar muy lejos de su destartalado apartamento a las afueras de Munich. De hecho, se concentraba mucho más a altas horas de la noche, con solo el fulgor de las estrellas alumbrando la estancia.

En una fresca noche de junio, Mark estaba ensimismado en su nueva historia: trataba de unos encuentros amorosos entre dos adolescentes en un cementerio, una historia con un final bastante trágico. Tan solo podía escucharse el frenético ruido de las teclas y Mark no podía pensar en nada más.
De repente, un frío soplo de aire le acarició la nuca. Mark sintió un escalofrío y se maldijo a sí mismo por haber dejado la ventana abierta y tener que levantarse a cerrarla. Lo cierto es que la pequeña corriente de viento había entrado en la habitación de repente, pues aunque no hacía un calor excesivo, aquella noche no se precisaba chaqueta ni mucho menos.
Mientras Mark se daba la vuelta y se levantaba, pudo vislumbrar una especie de sombra que se movió con una rapidez asombrosa. Fue como una especie de aparición fugaz, aunque le fue imposible distinguir su forma. El joven escritor permaneció de pie e inmóvil durante unos instantes que parecieron horas, escudriñando cada rincón de la habitación. No obstante, aquella sombra no volvió aparecer, por lo que Mark volvió en sí, cerró la ventana y regresó a su escritorio para internarse de nuevo en su fantástica historia. Al sentarse en la silla y prepararse para seguir escribiendo, Mark atisbó un detalle muy extraño en la hoja. Había escrito algo nuevo.

«Todos los ángulos son vitales».

Mark se quedó petrificado, pues el jamás había escrito esa frase. Pensó que sería un error de la máquina, pero resultaba realmente extraño que su vieja máquina de escribir hubiera formado por error una oración entera. Por supuesto, Mark no entendió lo que la frase quería decir, pero eso no le importaba. Estaba demasiado ocupado recorriendo con la vista su pequeña y oscura casa en busca de una presencia extraña. Estaba claro que alguien había escrito aquella frase. Tras un par de minutos que se hicieron eternos, Mark acabó sentándose de nuevo y riñéndose a sí mismo por haber sido tan tonto.

– ¿Cómo se me ocurre? – pensó Mark, ya más relajado – ¿Cómo he podido pensar que no estaba solo? ¿Acaso existen los fantasmas escritores? Cervantes… ¿estás aquí?

Y tras este monólogo interno, Mark soltó una carcajada sintiéndose el más idiota del mundo. Y, como buen escritor entregado que era, olvidó todas esas pamplinas propias de sus historias de terror y continuó manos a la obra con su relato. Pasaron unos minutos en los que Mark no cesó de escribir con frenesí, casi rozando el ansia. La inspiración recorría todo su cuerpo y no podía dejar que escapara.

De repente, un soplido muy frío acarició su nuca de nuevo. Era imposible: la ventana estaba completamente cerrada.
Esta vez a Mark se le heló la sangre completamente (y no solamente por aquel soplido fantasmal). Ahora podía percibirlo todavía mejor, podía notarlo, podía sentarlo: no estaba solo. Por mucho que se empeñara en negarlo, en el fondo sabía que alguien rondaba por su diminuta vivienda. Pero, ¿quién sería y qué querría?

El destino decidió borrar todas sus dudas y otro soplido helado hizo que Mark girara la cabeza y… pudiera verla. Sí, ahí estaba ella, en la ventana cerrada. Tan solo podía ver su largo cabello dorado y su también largo y vaporoso vestido azul celeste. Aquella joven miraba atentamente por la ventana mientras el viento ondeaba sus cabellos y hacía levitar la sedosa tela de su largo vestido. Mark seguía paralizado, no podía creer que aquella mujer estuviera en su casa. ¿Cómo podría haber entrado? ¿Y qué hacía mirando por su ventana? Y lo más importante… ¿cómo podían acariciar sus cabellos ráfagas de viento si la ventaba estaba cerrada?

Sin previo aviso, la muchacha de dorados cabellos se giró. Mark se sobresaltó, pero inmediatamente vio el rostro de la joven no movió ni un músculo. Era la mujer más bella que jamás había visto. Su piel era fina como la porcelana y de un blanco inmaculado. Las tímidas formas de su cuerpo se marcaban en el corpiño del vestido y su falda seguía levitando cual vestido mágico de un hada. Sus ojos eran como dos gigantescos zafiros incrustados y sus finos rasgos terminaban con unos suaves y rosados labios. La joven miraba directamente a los ojos al desconcertado escritor, que intentaba hablarle en vano, pues no conseguía emitir ningún sonido. Estaba tan asustado que su voz se  perdía en su garganta y jamás corría a preguntarle a la joven su identidad.

La bella muchacha sonrió. Así, de repente. Aquella sonrisa de malvada belleza pilló desprevenido al pobre Mark, que quedó todavía más prendado de aquella extraña muchacha de aspecto fantasmal y belleza sobrenatural que había aparecido en su solitaria casa sin previo aviso. La dama del largo vestido seguía con la mirada clavada en los ojos de Mark y aquella sonrisa fija.
Mark comenzó a curvar los labios en una tímida y aterrorizada sonrisa cuando, de repente, un nuevo soplo de aire gélido rozó su cuello, penetró en su cuerpo y sintió en su alma. Y, por desgracia, cuando Mark quiso girarse a comprobar el origen de aquel suspiro helado, ya era demasiado tarde: el fantasma de un niño de belleza angelical y a la vez diabólica comenzó a ahogarle. Sí, las pálidas manos del infante rodearon el cuello de Mark y lo presionaron con una fuerza bestial, sobrehumana, con la que el desgraciado escritor no podía competir. La agonía apenas duró unos segundos y Mark ni siquiera pudo darse la vuelta para ver a su joven y vil asesino. Cuando su corazón estaba a punto de perecer, sus ojos vieron como la bella joven (que había observado la escena impasible, son la sonrisa fija) se acercaba lentamente a él.

– Deberías haber vigilado tu espalda. Te avisé: todos los ángulos son vitales.

Terror vintage.

Los escritores y cineastas experimentan con el terror para conseguir éxito. ¿Cómo lo hacen? Creando películas de carísimos efectos especiales o libros de enrevesados argumentos terroríficos. No obstante (y es una opinión totalmente subjetiva), creo que el arte de inspirar miedo no entiende de presupuestos ni de modas. De hecho, las historias más escalofriantes datan de unos siglos atrás…

En esta pequeña entrada voy a mencionar a un genio: Gustavo Adolfo Bécquer. Además de sus versos amorosos, este escritor del Romanticismo español es famoso por sus espeluznantes Leyendas.
En ellas, Bécquer plasma los elementos fantásticos típicos del Romanticismos: tétricos paisajes como oscuros bosques y cementerios, fenómenos paranormales, espíritus, muerte y resurrección, etc.

Solo pluma y papel son necesarios para generar escalofríos e inspirar pavor, y para mí, Bécquer es un auténtico genio en esto. Historias sencillas pero punzantes y realmente terroríficas. Y puede que esto se deba, entre otras cosas, a que al considerarse «leyendas» siempre queda la duda de si son mitos o, por contra, forman parte de la realidad…

Sea como sea, aquí os dejo un link dónde podéis leerlas totalmente gratis y cuando queráis (aunque merece la pena comprarse el libro que las recopila):

http://www.vicentellop.com/TEXTOS/becquer-leyendas/leyendasbecquer.htm

¿Mi recomendación? La leyenda 7 del tomo 2… «El miserere».

Y es que la literatura clásica no tiene por qué ser aburrida…

Escritores terroríficos: JOE HILL.

Ahora que se acercan las vacaciones el tiempo libre se nos amontona y, a veces, no sabemos como llenarlo. Aparte de soñar con zombies y calderos llenos de vísceras, un buen pasatiempo puede ser la lectura. Y por supuesto, Shakespeare aparte, no hay nada mejor que un buen libro de terror que te deje petrificado en pleno tren o que consiga que te hagas pipí en la cama y no puedas pegar ojo. No obstante, no conoces ningún libro que te haga pasar verdadero miedo pero cuyo argumento no apeste, sino que te sorprenda. No te preocupes, esa pesadilla se va a acabar…

Os presento a JOE HILL, un escritor estadounidense que está cambiando las nociones clásicas del terror. Os puedo asegurar como lectora y amante de las historias sangrientas que no os dejará indiferente. Os recomendaré los dos libros que yo me he leído de este autor que, casualmente, son los más conocidos. ¡Ahí van, pequeños vampiros!

Fantasmas: Para cada noche, una historia. Sí, lo que lees, este libro agrupa 14 historias fantasmagóricas y espeluznantes que te dejarán helado. Desde monstruos imposibles y babosos que arrasan insistitutos y devoran hasta la pizzara hasta extrañas apariciones de espíritus en bosques misteriosos. Sí, hay argumentos e historias para todos los gustos y estómagos. En mi caso, no me gustan demasiado las de efectos especiales (veáse la del Niño langosta) y prefiero las de misterio y sanrgientos fantasmas que regresan del mundo de los muertos. No obstante, lee y opina tú mismo.

El traje del muerto: Increíble, maravillosa, orgásmica. Así defino yo esta obra en la cual me enamoré de Joe Hill. ¿Por qué me gusta? Porque no es la típica historia de terror que ha explotado la industria hollywoodiense. En este caso, el protagonista es un excéntrico rockero asquerosamente rico que gasta su fortuna en macabros artilugios (partes del cuerpo humanas, terroríficos talismanes, una película porno con final sangriento, etc.). Su última y carísima adquisición es el traje de un difunto que acabará perturbando su paz y que está bastante ligado con su vida, más de lo que él cree. Terror, rock, sexo, misterio… este libro tiene de todo. Recomendadísimo.

Y esto es todo por hoy. Espero que disfrutéis con Joe Hill y su extraordinario sentido del… terror.

ABRIMOS LA TUMBA…

Hombres lobo y niñas diabólicas; zombies y vampiresas, me complace informaros de que esta tumba ya está abierta.

Si quieres saber quién soy, desplaza tu sarcófago hasta PERIOZOMBIE.
Si quieres que te cuente más… sigue leyendo.

En este blog os contaré todo tipo de historias con el propósito de haceros sentir miedo/pavor/repugnancia y, en definitiva, que os tapéis de pies a cabeza cada noche.
La temática de los relatos es diversa: muertes macabras, lugares encantados, espíritus que regresan, muertos que reviven y pesadillas que atormentan.
No obstante, si te interesa algún tema concreto puedes proponérmelo en TÚ MANDAS EN ESTA TUMBA.

Además, también haré entradas especiales que traten sobre cine de terror, libros indispensables para no dormir, series diabólicas, leyendas, personajes de nuestras pesadillas…

Pronto empezaremos a recorrer el camino hacia el cementerio.
Puedes acompañarme, pero no podrás salir.