En muchas ocasiones, la excentricidad es la clave del éxito para algunos artistas. Este es el caso de uno de los directores de cine contemporáneos más famosos: Tim Burton. En un post anterior ya analizamos la figura del autor de míticos films como Pesadilla antes de Navidad o Big Fish y, casualmente, ya entonces lo relacionamos con un maestro de la pintura caracterizado también por su extravagancia: Vincent Van Gogh. No obstante, hay otro pintor con el que Burton no solo se asemeja en su «locura» incomprendida por algunos, sino también en el estilo artístico. De hecho, Burton podría haberse inspirado en este pintor catalán de impresionante transcendencia. Rasgos característicos como sus ojos brillantes o su fino y sinuoso bigote nos desvelan su nombre: Salvador Dalí.
Dalí no dudó en crear todo un universo que casi roza lo absurdo, al igual que Burton. No solo los temas de sus pinturas eran llamativos, sino las técnicas que empleaba, las combinaciones de colores y esa forma de difuminar la realidad establecida para constituir toda una nueva forma de ver el mundo. En la fabulosa exposición del museo Reina Sofía sobre el pintor español, que recoge cuadros y esculturas de museos de todo el mundo, se puede apreciar este talento y esta innovación en el mundo del arte. Como bien ha repetido Dalí en entrevistas y documentales, él deseaba plasmar sus sueños e inquietudes sobre el lienzo. Por ejemplo, en icónicas obras como El gran masturbador, Dalí representa animales y cuerpos cubiertos de hormigas, uno de sus miedos ocultos. La exposición alberga otros cuadros como La persistencia de la memoria, obra en la que aparecen los famosísimos relojes fundidos. Precisamente cortometrajes de Tim Burton como Vincent o incluso los escenarios de La novia cadáver nos recuerdan al paraje extraño y tétrico del citado cuadro daliniano. Las extrañas criaturas de los cuadros de Dalí (como los caballos de finas y larguísimas patas de La tentación de San Antonio) también parecen haber inspirado a los personajes de películas del director californiano como James y el melocotón gigante.
Detalle de «El gran masturbador» (1929, Salvador Dalí)
Personajes típicos burtonianos, del libro «La melancólica muerte del chico ostra»
Una tendencia de Tim Burton es la de adaptar cuentos populares a su enrevesado imaginario, siendo el caso de Alicia en el País de las Maravillas. El aclamado director introdujo ciertos cambios en inicial argumento de Lewis Carrol (como dotar de gran protagonismo al sombrero loco, interpretado por Jhonny Depp) pero, sobre todo, esta producción le sirvió para experimentar con el color, vistosos vestuarios e impactantes escenarios. Tampoco podemos obviar la influencia daliniana en esta película, pues el propio Dalí ya había realizado en 1969 unos dibujos para ilustrar el libro.
Las musas: la chispa de sus vidas.
Además de las coincidencias en el inconfundible estilo de ambos artistas, hay otros puntos de unión entre ellos. Desde la Antigüedad, todo artista se ha visto inspirado por lugares, por acontecimientos de su vida y… por personas. Y, como no podía ser de otra manera, el amor juega un papel importante en este aspecto.
Cuando Dalí conoció a Gala, esa diosa rusa irresistible, su vida cambió por completo. Y es que no solo estuvo perdidamente enamorado de ella (tanto que su muerte le acabaría trastornando), sino que vio en ella a la musa de todo su arte. Dalí pintaba para Gala y sobre Gala. Su mundo giraba en torno a ella, que fue su fiel compañera en sus aventuras con el mundo del arte. En sus cuadros podemos identificar los rasgos de su amada, como en Leda atómica o en otros retratos más explícitos, pues ella era el motor de su arte y de su vida.
Sin embargo, las musas no son cosa de los caballeros andantes del pasado. De hecho, el propio Tim Burton también ha aprovechado esta inspiración. No es difícil percibir la persistente presencia de algunos actores en sus films, como es el caso de Johnny Depp (Eduardo Manostijeras, Charlie y la fábrica de chocolate y Sombras tenebrosas son algunos ejemplos). Pero, sin duda alguna, el eje principal de la caótica mente del cineasta es también su compañera y amante, la actriz Helena Bonham Carter (Big Fish o Sombras tenebrosas, entre otras). Los años pasan y su amor parece más vivo que nunca, al igual que la inspiración del artista. Y es que Burton tiene la suerte de haber encontrado a su Gala…
En conclusión, podemos afirmar que la imaginación puede plasmarse de innumerables formas. Dalí eligió la pintura y la escultura (aunque también se adentró en la industria cinematográfica junto a Buñuel, Hitchcock e incluso Disney), mientras que Tim Burton siguió sus pasos y creó su marca mediante sus extraños dibujos y sus exitosas películas. Ambos son personajes raros en sí mismos, pero es esa rareza la que los hace interesantes y especiales.
Y es que hasta el rey del grunge Kurt Cobain ya defendía la originalidad por encima de todo:
«Se ríen de mí por ser diferente; yo me río de ellos porque son todos iguales».